Porción de cielo caída en la Tierra

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..TAHLE! IoU

miércoles, 31 de agosto de 2011

El cantar de los Cantares!!


La comedia tiene lugar en Jerusalén, la capital de Israel, y un coro de cantantes, conocido como las hijas de Jerusalén hace, de vez en cuando, una serie de preguntas de gran importancia durante el relato sobre los acontecimientos que conducen al noviazgo, el compromiso y el matrimonio. La muchacha sunamita habla sobre ellos en tres ocasiones y es interesante darse cuenta de que "sunamita es la forma femenina de Salomón. Por lo que podemos llamar a la joven la Sra. Salomón. Ella es la novia, y leemos acerca de su encuentro con el joven, su noviazgo, la fortaleza, los métodos y los deleites del amor.
El lenguaje del libro es sumamente poético y figurativo y puede que en algunos casos sea difícil determinar quién de ellos está hablando, pero se puede distinguir a los diferentes participantes de la siguiente manera: el novio se refiere siempre a la muchacha como "mi amor y la novia le llama a él "mi amado. Y al describir el uno al otro se descubre la pasión y el embeleso del amor. He aquí el lenguaje del amor al describir la muchacha al joven:
"Mi amado es blanco y sonrosado; sobresale entre diez mil. Su cabeza es oro fino. Sus cabellos son ondulados, negros como el cuervo. Sus ojos son como palomas junto a los arroyos de aguas, bañados en leche y sentados sobre engastes. Sus mejillas son como almácigos de especias aromáticas, que exhalan perfumes. Sus labios son como lirios que despiden penetrante aroma. Sus manos son como barras de oro engastadas con crisólitos. Su vientre es como una plancha de marfil, recubierta con zafiros. Sus piernas son como columnas de mármol cimentadas sobre bases de oro. Su figura es como el Libano, escogido como los cedros. Su paladar es dulcísimo; ¡todo él es deseable! Así es mi amado y así es mi amigo, oh hijas de Jerusalén." (Can. 5:10-16)
(Así eres para mí, amor mío) 

Y el la describe con un lenguaje semejante:
"¡Qué bella eres, oh amada mía! Eres como Tirsa, atractiva como Jerusalén e imponente como ejércitos abanderados. Aparta de mí tus ojos porque ellos me doblegan. Tu cabello es como manada de cabras que se deslizan por las laderas de Galaad." (Can. 6:4-5)
Vemos lo figurativo de este lenguaje. Si los jóvenes enamorados se lo tomasen actualmente de manera literal e intentasen transmitir este lenguaje, estoy seguro de que sería malinterpretado, pero este es un enfoque impresionistico y esta expresión es de una gran belleza:
"Tus dientes son como rebaños de ovejas que suben del lavadero; que todas tienen mellizos y ninguna hay sin cría." (6:6)
Eso significa que no le faltaba ni uno solo. Tenía una dentadura completa y acababa de lavárselos.
"Tus mejillas parecen mitades de granada, a través de tu velo. Hay setenta reinas, ochenta concubinas y un sinnúmero de jóvenes mujeres. ¡Pero una sola es mi paloma, mi perfecta! Ella es la única hija de su madre, quien la considera predilecta. La ven las mujeres y la llaman: "bienaventurada. Las reinas y las concubinas la alaban." (6:7-9)
Evidentemente, este es el lenguaje del amor.
El libro describe el amor en el matrimonio, tal y como debe de ser, y es importante que esto lo tengamos en cuenta porque el abandono absoluto de ambos para hallar la mutua satisfacción solo es posible porque se experimenta dentro de esa unidad total que solo permite el matrimonio. Esto es algo que se enfatiza poderosamente por todo el libro, mediante una advertencia con tres facetas, que la esposa dirige a todas las muchachas solteras: el coro de las llamadas hijas de Jerusalén. En tres ocasiones diferentes, y dejando por un momento el deleite y el embeleso de su amor, revela a las muchachas el secreto de su deleite:
"¡Juradme, oh hijas de Jerusalén...que no provocaréis ni despertaréis al amor hasta que quiera!" (Ca. 2:7; 3:5; 8:4)
Este es el secreto del deleite como este en el matrimonio. ¿Qué es lo que ella ha querido decir con estas palabras? Lo que está diciendo es que no se debe estimular prematuramente al amor, sino que es preciso permitir que se desarrolle por sí solo. No se debe de despertar valiéndose de métodos artificiales, hasta que el amor no esté preparado. Lo que hay que hacer es dejar que comience a su tiempo.
Resulta verdaderamente monstruoso ver como algunas madres insensatas y fatuas animan a sus hijos a imitar a los adultos bailando, acudiendo a citas, acariciándose y teniendo contacto físico antes de llegar a la adolescencia. ¿Por qué? Porque están intentando provocarles a participar en actividades adultas, en las actividades del amor, antes de que les haya llegado el momento. Es como intentar abrir el capullo antes de que esté listo para abrirse, lo que se hace es destruirlo.
Estamos siendo testigos de los resultados de mucho de ello en nuestra sociedad. Porque se enseña a los jóvenes, que buscan lo mejor en el amor, lo más importante, en este libro a no participar en el contacto físico y las caricias amorosos hasta que no puedan decir, como lo dice esta novia:
"El me lleva a la sala del banquete y su bandera sobre mí es amor." (Can. 2:4)
O como dice el novio:
"Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo. Porque fuerte como la muerte es el amor; inconmovible como el Seól es la pasión. Sus brasas son brasas de fuego; es como poderosa llama." (Can. 8:6-7)
Dios ha ordenado que todos estos deleites, que encontramos reflejados aquí, formen parte de la experiencia de hombres y mujeres, pero solo en la relación que los hace posible, que es el matrimonio. Por lo tanto, este libro es un poderoso llamamiento a la castidad y a la pureza en la vida hasta que llegue el momento del matrimonio.
Pero como es lógico no habremos escuchado el mensaje más profundo de este cantar hasta que no nos adentremos en la descripción de este amor puramente físico y humano, que aunque es perfecto, debe de leerse como una expresión de lo que es la comunión entre el hombre y Dios, entre Cristo y su iglesia.
Desde los primeros siglos del cristianismo, este libro ha sido interpretado de ese modo. Hasta los judíos lo interpretaron alegóricamente en ese sentido. El prefacio de este cantar es uno de los libros judíos, o Targums, que dice algo así:
Este es el Cantar de Salomón, el rey profeta de Israel, que cantó ante Jehová el Señor. Como vemos, no estaba sencillamente cantando un cántico de amor humano, sino que lo cantó ante Jehová. Este es un cántico acerca de su propia relación con Dios, y los padres de la iglesia primitiva lo interpretaron bajo esta luz. Fue precisamente por ello por lo que este cantar fue de gran consuelo para los santos perseguidos del período de la Reforma y los períodos posteriores.
Alguien ha dicho muy apropiadamente: "Si ama usted a Jesucristo, le encantará este cántico porque aquí tenemos palabras que expresan de modo perfecto el embeleso del corazón que se ha enamorado de Cristo. Cuando lee usted el libro de Eclesiastés, lee acerca de la búsqueda del hombre por el mundo entero de algo que satisfaga plenamente su corazón y el mensaje de ese libro es sencillamente que el que el hombre se gane al mundo entero no es suficiente. Su corazón sigue aún vacío porque el corazón es mayor que su objetivo, pero el mensaje del Cantar de los Cantares de Salomón es que Cristo es tan grande, tan poderoso, tan magnífico, que el corazón que se haya enamorado de él nunca podrá llegar a las profundidades de ese amor hacia él, su preocupación y su ternura para con el hombre. Cristo, el objetivo, es superior al corazón.

Por lo tanto, cada uno de los pasajes de este cantar puede ser reverentemente elevado a un nivel superior para representar al corazón embelesado con su Señor. Visto de este modo, revela una verdad altamente significativa. Deja claro que el matrimonio es la clave de la vida humana, lo cual no significa que las personas que no están casadas deban sentirse desanimadas por ello. Porque tanto si encontramos el matrimonio a nivel físico como si no, esto sigue siendo cierto. ¿Qué es el matrimonio? ¿Ha pensado usted alguna vez en el matrimonio? ¿Ha pensado en lo que se encuentra tras la institución del matrimonio? He tenido muchas veces el privilegio de casar a personas y para ello tengo que enfrentarme con ciertas leyes del estado. El matrimonio no es el producto de la sociedad humana, no es algo que inventaron las personas después de haber estado viviendo juntas. El matrimonio tiene su origen en los albores de la humanidad y forma parte integrante de la vida humana y el matrimonio físico entre el hombre y la mujer, es sencillamente una imagen de una relación más profunda que es cierta en la vida de todo el mundo.


Por lo tanto, tenemos en este libro una imagen de lo que Dios convertirá en realidad en el corazón y en la vida de aquel que le ame. Escuche usted estas preciosas palabras que le dice el esposo a la esposa:
"Ya ha pasado el invierno, la estación de la lluvia se ha ido. Han brotado las flores en la tierra. El tiempo de la canción ha llegado y de nuevo se escucha la tórtola en nuestra tierra. La higuera ha echado higos y despiden fragancia las vides en flor, ¡Levántate, oh amada mía! ¡Oh, hermosa mía, ven!" (Can. 2:11-13)
Esa es la primavera de la vida, pero no se encuentra en el pasado, sino en el futuro. Un día también este mundo experimentará una primavera como esa. El Señor Jesucristo, que volverá por fin a reclamar a su esposa que le espera, la recibirá con palabras muy parecidas a estas. Llegará la primavera, el tiempo en el que habremos de cantar, el tiempo en que la tierra volverá a florecer y desaparecerá la maldición por lo que volverán a aparecer las flores en la tierra. Esta es una imagen de lo que puede suceder en el corazón de aquel que se enamore de Jesucristo y podrá disfrutar de esta primavera. El frió del invierno con su soledad, su desgracia, su egoísmo ha quedado atrás y ha llegado el momento de cantar.

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