Dios permite a veces el sufrimiento para desarrollar una virtud valiosa: la fe, que es aquella virtud que activa los poderes ilimitados de Dios.
Y ella que había guardado todas tus palabras y promesas las tuvo que soltar porque había nueva vida que cuidar y una felicidad para cosechar.
Pero hay cosas en la vida que son mucho más reales que los ojos que las miran.
Cartas de amor – Mikel Erentxun
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